Hay momentos de la historia que nos confirman que, los pueblos son generosos dando lo mejor de si cuando las cirscunstancias lo demandan y, nuestro querido Chile, ha tenido que demostrarlo de manera importante, en un período muy cercano entre un evento y el otro.
Recién de haber vivido un terremoto de magnitud importante, hace poco además, le correspondió enfrentar la situación de derrumbe en la Mina San José de Copiapó.
Pasados 70 días y logrando sobrevivir, los mineros surgen como esas figuras de enorme peso nacional e internacional, para recordarnos lo que tanto menciona el Dr. Emeterio Gómez, renombrado economista venezolano, sobre la responsabilidad moral empresarial.
El ser socialmente responsables pareciera que ya es insuficiente y el caso de la Mina lo pone en evidencia.
Existen situaciones en que lo recomendable es poner en las manos de relaciones públicas e institucionales el manejo de tan adversa situación, pero hay otras en que toca dar la cara y que lo haga el moralmente responsable, ante el país, ante los mineros y sus familias, ante los empleados de la mina, ante el gobierno y ante el mundo, es lo que se espera y aspira.
Países como los nuestros, donde la masa trabajadora no cuenta del todo con las condiciones necesarias que salvaguarden su integridad física y moral, ponen en la mesa la revisión del empresario que pretende con viejas prácticas dar respuesta a exigencias que ameritan nuevas formas, mejores maneras.
Esta situación hará, que a quienes les competa, retomen temas sobre seguridad industrial, seguridad económica y laboral para todos aquellos que hacen posible un país.
Capital financiero, sin capital gerencial es una quimera
Capital financiero sin capital humano - operativo y táctico- es un imposible.
Todos queremos ganar más dinero y poder mejorar nuestros standar de vida, más también queremos un trato más digno, más humano y de mayor responsabilidad para con nuestras vidas.
Como economista podría pensar que toda inversión debería tener su retorno en más dinero, sin embargo, estos dramas nos indican que no hay mejor retorno que la vida de 33 personas que merecen, necesitan y quieren para ellos, sus familias y Chile un país próspero, con cada vez mayor capacidad para manejar la adversidad y convertirla en su mejor aliado hacia el progreso.
Quedamos en espera de conocer qué pasará con los responsables y si continúan creyendo que admiitir es suficiente, cuando asumir la responsabilidad es lo que toca.
Hasta otra oportunidad!!!